Desde el principio tuvimos clara la temática de nuestro proyecto porque queríamos enfocarlo dentro de un proyecto ABP bilingüe más amplio que se estaba desarrollando en nuestro centro, aunque hasta última hora no supimos qué íbamos a presentar exactamente. No era una tarea fácil relacionar el maravilloso mundo de Alicia con proyectos robóticos. Este se tradujo en una serie de nervios en las últimas semanas. Teníamos la idea, pero faltaba la chispa.
Al final nos decidimos por representar los distintos capítulos de «Alicia en el país de las maravillas» en diferentes escenas. Usaríamos la robótica, la programación y la impresión 3D para recrear lo que teníamos en mente. Pero esto no iba a resultar sencillo, supuso un gran esfuerzo y muchas horas de trabajo. Todo el alumnado e incluso las familias se volcaron con el proyecto.
Llegó el día del Festival y partimos hacia Málaga con la alegría y la ilusión de mostrar todo nuestro trabajo; pero también hay que decirlo, con la pena de dejar a la mitad del equipo atrás. Ellos nos apoyarían desde casa.
Llegamos temprano. Teníamos un gran trabajo por delante: mucho que montar, comer antes del festival, disfrazarnos y difundir nuestro trabajo entre sonrisas. Eso era lo más importante ¡Disfrutar!
El festival fue todo un éxito: nuestro stand no paraba de tener visitas y el alumnado explicaba como si fueran profesionales. Los visitantes se hacían fotos con nosotros y nos halagaban todo el tiempo. ¡Teníamos gente que repetía visita para ver otras actividades! ¡Qué emoción!
A continuación, llegó el momento del fallo del jurado. El primer premio que se otorgaba era el del profesorado de Andalucía que, para ser honestos, era el que más ilusión nos hacía porque lo otorgaban los compañeros allí presentes, que habían tenido la oportunidad de ver y comparar todos los proyectos. Teníamos esperanzas porque nuestro proyecto era vistoso y habíamos recibido muchos elogios de mucha gente, pero… ¡era tan difícil! Había colegios e institutos de toda Andalucía y sus proyectos eran alucinantes. No nos queríamos hacer ilusiones, pero…. «El ganador del premio profesor de Andalucía es el ¡Blas Infante!» gritó la organización (sí, sí… gritó, porque no funcionaba la megafonía. Cosas del directo). La emoción nos embargó. ¡Qué felicidad! ¡Cuántas horas de trabajo hay detrás de este éxito! ¡Y cuánto aprendizaje! Lo que sentimos es increíble e indescriptible.
Ya solo nos quedaba recoger, que por cierto, fuimos los últimos en hacerlo. El autocar ya se iba sin nosotros. ¿El viaje de vuelta? Más tranquilo de lo esperado. Estaban muertos después del madrugón y de tanta tensión.
Por último, el recibimiento de la comunidad educativa de nuestro centro al llegar a casa. Nos recibieron con cánticos y pancartas ¡fue una pasada!
Para terminar, solo un par de reflexiones: la primera es que ha sido mucho esfuerzo, pero volveríamos a repetirlo una y mil veces. La segunda es que estoy feliz de haberle transmitido a mi alumnado que si se quiere, se puede. Que con esfuerzo e ilusión podemos conseguir todo aquello que nos propongamos.
Gracias Fundación Endesa y gracias RetoTech.
PD: No quiero terminar esta entrada sin dedicar un merecido homenaje a mi mano derecha, Juan Luis García Romano, papá de alumnos del cole y que tuve el honor de que me acompañara al Festival, como parte esencial del proyecto.
Y al resto del equipo que se quedó en el cole, a las familias, a la directora, que siempre me apoya en estas aventuras y a mi mujer, que se sacrifica para que yo me divierta con mi alumnado.
Gracias