¡Luces, camara, acción!
Y llegó el día de compartir nuestro trabajo. De camino a la feria comentamos lo orgullosos que estamos de nuestro trabajo, aunque somos conscientes que en el festival vamos a encontrar proyectos mucho más completos y originales. Al principio este pensamiento nos da un poco de vértigo, para que mentir, pero en cosa de minutos el sentimiento cambia y queda reemplazado por una enorme curiosidad y ganas de aprender de compañeros de otros centros, tomar nuevas ideas y compartir experiencias.
Tras un montaje sin incidentes, lo que prueba la solidez de nuestro producto, estamos listos para recibir a los docentes que valoraran nuestro trabajo. Con nervios, pero seguros de poder atender cualquier duda que pueda surgirles. Es nuestra aula y nadie la conoce mejor que nosotros.
Empezamos a merodear por el recinto por turnos para ver que hay en el resto de stands.
¡Cuantas buenas ideas juntas, cuanto trabajo y sobre todo cuanta ilusión compartida por una vocación recién descubierta!
¡Esto de la robótica engancha, ya nos habían avisado!
Llegan los primeros docentes a nuestro stand y arrancamos el modo exhibición de nuestro proyecto. La puerta empieza a moverse según detecta que hay que permitir el acceso o salida del aula, siempre evitando golpear al playmobil que hace de alumno, acompañada de un aviso sonoro y luces a modo de semáforo. La buena iluminación del recinto hace que nuestro sensor de luz decida emplear la configuración de potencia intermedia, encendiendo parte de las luminarias. Solo con tapar el sensor de luz se encienden inmediatamente todas las luces.
Y algún que otro compañero curioso 🙂
Felicitar a los ganadores por una propuesta fantástica, inclusiva y ejecutada con excelencia. No es envidia si no admiración lo que sentimos.
Muy satisfechos por un día magnífico, con inmejorable compañía. Nos marchamos con una dosis extra de energía para acabar lo poquito que nos queda ya de curso, cargando (en transporte público) con mucho orgullo el cartel de nuestro stand de vuelta al instituto.