Después de varios meses de trabajo, nervios, pruebas y aprendizajes, por fin llegó el gran día: nuestra participación en el festival RetoTech de la Fundación Endesa en Zaragoza. Ha sido la culminación de un proyecto que nos ha permitido descubrir la robótica, la programación y, sobre todo, el trabajo en equipo.

De las ideas iniciales al prototipo final
En las primeras entradas de este blog ya os contamos cómo surgió la idea de construir un lavadero de coches automatizado y cómo fuimos desarrollando las diferentes partes: entrada, lavado y secado. A lo largo de todo este proceso no solo aprendimos conceptos técnicos, sino que también tuvimos que organizarnos, repartir tareas, resolver imprevistos y mejorar el diseño hasta llegar a un prototipo funcional.
Nuestro sistema incluía sensores de movimiento, servos de rotación continua, un contador de vehículos, barreras automáticas, rodillos de limpieza y secadores, todo gestionado por tres placas programadas. Además, planteamos el proyecto con un objetivo de sostenibilidad, simulando un ahorro de entre 150 y 500 litros de agua por cada lavado.

La experiencia del festival: explicar, aprender y compartir
La jornada en Zaragoza fue emocionante desde el primer momento. Al llegar, preparamos nuestro stand y empezamos a recibir visitantes: compañeros de otros centros, familias, profesores y el jurado. Nos organizamos por turnos para poder explicar nuestro proyecto a todo el que se acercaba y también para visitar los stands de los demás colegios participantes.
Poder ver los proyectos de otros centros nos sirvió para aprender nuevas ideas, comparar distintas soluciones y darnos cuenta de todo lo que hemos avanzado durante estos meses. Fue muy enriquecedor compartir nuestras experiencias con otros equipos y ver cómo cada grupo ha aplicado la tecnología de forma creativa.

Un aprendizaje que va mucho más allá
Participar en RetoTech nos ha permitido aprender a programar, a utilizar sensores y servomotores, a gestionar placas de control y, sobre todo, a enfrentarnos a problemas reales buscando soluciones en equipo. Hemos visto cómo las ideas que al principio parecían complicadas han ido tomando forma gracias al esfuerzo conjunto.
Aunque en esta edición no hemos sido premiados, nos sentimos orgullosos del trabajo realizado. El aprendizaje, la convivencia y la ilusión de participar ya son el mejor premio. Sin duda, recomendamos esta experiencia a cualquier centro: es una forma divertida y muy práctica de acercarse a la tecnología y prepararse para los retos del futuro.
