
Parece mentira cómo pasa el tiempo. Casi era ayer cuando el pasado mes de junio estábamos un año más en las instalaciones de Fundación Endesa para participar en la edición de Retotech y ya estamos de nuevo manos a la obra.
Lo cierto es que se ha convertido en algo que logra motivar en clase, y que hace que queramos aprender de otra manera, y descubrir que somos capaces de transformar un poquito el mundo a poco que nos lo propongamos.
El año pasado tuvimos la suerte de ser uno de los colegios ganadores y eso nos ha llevado este año a profundizar en todo el trabajo de nuestros compañeros del curso pasado. Ellos trataron de mejorar el equipamiento del aula TEA que acabábamos de abrir en el colegio para acompañar a los compañeros que padecen un trastorno de espectro autista, y hemos decidido profundizar en eso.
Nos hemos dado cuenta del trabajo que hacen las profesoras con ellos en clase, y cómo siendo dos apenas tienen manos para atenderles. Pero cuando toca el momento del recreo la cosa se complica. Hay un pequeño parque de juegos en el colegio pero poder lograr que cada uno juegue sin lastimarse es difícil porque hay que hacerlo uno a uno, y ver eso cada día nos ha dado una idea.
Justo a la salida del colegio hay también un parque con toboganes, columpios y otras atracciones y se nos ha ocurrido que sería estupendo que nuestros compañeros del aula TEA pudiera disfrutar de esas mismas atracciones, de forma segura, y sin necesitar un profesor pendiente de ellos.




Así que nuestro proyecto este año es crear la maqueta de cómo sería ese parque, adaptando el acceso a cada diversión, permitiendo que ellos mismo mediante pictogramas o el habla puedan hacer que funcionen, se paren o que avisen si sienten miedo y quieren bajar. Y lo mejor de todo, que puedan probarlas ellos solos aunque no se suba otro amigo.
También hemos pensado en adaptarlos para que puedan acceder los días en los que su movilidad está reducida, por ejemplo si necesitan la silla de ruedas. Y por último que las atracciones puedan detectar si se han caído por accidente, aunque sea en zonas acolchadas. Las velocidades de funcionamiento serán bajas, y cada atracción tendrá de un poste de SOS luminoso y sonoro que comunicará con un pequeño puesto de control donde estarán las profesoras monitorizando cómo va todo.
Estamos muy ilusionados por ver si somos capaces de montarlo y de momento os dejamos las ideas en las que nos estamos basando y los primeros borradores. Sí, ya sabemos que aún nos queda mucho trabajo, pero entre todos y con la ayuda de los profesores seguro que podemos hacer una buena propuesta para mejorar su vida y hacer que puedan divertirse como los demás.
¡Deseadnos suerte!
