Corría octubre de 2019 cuando los vientos el otoño viraron el rumbo de nuestro buque educativo, el HUMANITAS BILINGUAL SCHOOL TRES CANTOS, hacia nuevo puerto: RetoTech 2019-2020. La tripulación no podía estar más emocionada e ilusionada con tan novedoso y atractivo plan de viaje para el recién estrenado curso escolar. Mas garantizar un viaje exitoso requería también de mucho esfuerzo y trabajo, así como dedicación y, por supuesto, formación.
Una vez a son de mar y con la bodega repleta de euforia, nervios y millones de ideas, comenzamos nuestra primera travesía por los mares del IES Tirso de Molina. Navegábamos ya a velocidad de crucero cuando nos adentrábamos en el paraíso BQ
MÁS CONCRETAMENTE EN
ISLA BITBLOQ
Isla Bitbloq (Elaboración propia)
En cuyo embarcadero nos esperaban -con los brazos abiertos- la primera oficial, Celia Pérez y el capitán Jorge Campo, un experto en enseñar programación con la que muchos de los profes grumetes que me acompañaban pudieron aprender a programar por bloques de manera divertida, intuitiva, versátil y desde cero. ¡Sí, así como lo oyen! sin necesidad de conocimientos previos en la materia y es que, para muchos de ellos, esto de «programming» era territorio desconocido.
Recuerdo bien nuestro primer desembarco otoñal aquel lluvioso cuatro de noviembre. Fuimos, uno y a uno llegando y a pares ocupando nuestros puestos en cubierta, volviendo así por unas horas -y durante 3 semanas de formación- a ser estudiantes de colegio, poniéndonos en los zapatos de nuestros aprendices. Resultó curioso cuanto menos compartir esas hormiguitas en el estómago cuando nos sorprendió la habitual ronda de presentaciones.
Nervios y curiosidad propios de un primer día cualquiera de colegio inundaron el aula cada vez que alguno de los allí presentes, adultos hechos y derechos, abría la boca para pronunciar su centro de procedencia, sus experiencias previas, (des)conocimientos en programación u otros datos de interés. Sí, nos mirábamos unos a otros cual adolescentes a la vuelta del verano.
Primer día de colegio (AdobeStock)
Nos escuchábamos con tanta atención como expectación; expectación que, con el paso de los días, se convirtió en admiración, pues cada uno aportaba lo mucho o lo poco que tenía, sabía o podía pero, al final, todo sumaba. Y con cada aportación, cada uno de nosotros crecía. Nos hicimos grandes.
Alcanzada ya nuestra segunda noche en Isla Bitbloq, el capitán Jorge nos presentó el amuleto de la isla, bautizado por los nativos de BQ como Zum Core 2.0. Aquella colorida placa poseía extraordinarios poderes electrónicos con los que nuestros educandos podrían aprender desde programación hasta diseño 3D, siempre y cuando nosotros aprovecháramos al máximo las enseñanzas aprendidas durante este mágico crucero.
Placa Zum Core 2.0
Durante las siguientes jornadas llevamos a cabo maniobras tales como diagramas de flujo, incorporación de variables a nuestros códigos e incluso juegos con los que nos preparamos para automatizar un led o regular un paso de peatones mediante el control de una barrera y un semáforo, reto último este que nos permitió ser merecedores de abrir la puerta hacia nuestro próximo (y temido) destino:
Isla App Inventor
Habíamos escuchado de todo sobre esta isla y, en mi caso personal, hacía ya tiempo había intentado adentrarme en ella sin demasiado éxito. Sus coloridos y casi infinitos bloques parecían estar diseñados bajo un código divino imposible de descifrar. Las posibilidades de combinación eran tales que abrumaban hasta al más experimentado programador.
Logo App Inventor
«¿Quién dijo miedo?»
Fue lo que debió habernos preguntarnos la entonces patrona Ana cuando, sin bote ni chaleco salvavidas, nos lanzó al agua a nadar con lo puesto, siendo así como descubrimos nosotros que aquel tiburón era inofensivo; resultó este lo suficientemente tranquilo y pacífico como para sumergirse en las aguas sin peligro de morir devorado por él. Mas no podías perderle de vista ni una centésima de segundo. Casi ni pestañear, pues un desliz y tu código se había multiplicado cual setas en otoño. App Inventor campaba a sus anchas y, debido a su naturaleza peleona, resultaba impensable relajar la mente ni por un momento. Así como la estancia en Bitbloq resultó ser una toma de contacto bastante similar a cualquier periplo de ocio y expansión, la conquista de esta nueva herramienta de programación requirió concentración máxima y una conexión de razonamientos aún superior para alcanzar la comprensión del código anhelada.
Semana con alto grado de intensidad en lo que a aprendizaje y descubrimientos se refiere, en la que muchos -yo entre otros- hicimos (medianamente) las paces con App y embarcamos de nuevo en nuestro buque con la bodega colmada de obsequios Appinventados la mar de interesantes, tales como un piano, un reproductor de voz o un ayudante con el que pasar lista a diario de nuestros chicos sería más rápido y sencillo.
Piano App Inventor
Y con ellos es que partimos viento en popa a toda vela rumbo a nuestro último atraque de enseñanzas:
ISLA DISEÑO E IMPRESIÓN 3D
Con todo el cansancio acumulado derivado de las leguas de viaje ya recorridas, arrivamos, finalizando ya el invierno y tras el descanso navideño, a la última de las islas proyectadas para este mágico crucero. Esta vez y para llegar a puerto, surcamos otros mares de Las Rozas de Madrid, donde se encuentra la sede de BQ y, además, reforzamos allí nuestra tripulación sumando a esta los grumetes de Primaria, con los que nunca antes habíamos coincidido en ninguna de las dos pasadas expediciones. La visita a esta prometedora isla, más recogida y acogedora que las anteriores, nos permitió estrechar lazos entre nosotros y supuso el colofón final para tan aventurero viaje. Supimos que nos acercábamos al final de nuestro entrenamiento cuando, recién desembarcados, la vimos. Allí estaba ella:
Witbox Go!
Con su luz azul parpadeando esperando a ser llamada por nuestro Bluetooth para darle forma a nuestros proyectos, para hacerlos realidad porque
¿Sabías que las ideas se pueden tocar?
Tan sólo tienes que
Imaginar, diseñar e imprimir
Para imaginar, emplea tu mente, ¡digo yo!.
Para diseñar, sírvete de casi, casi todo lo que acabe en CAD (TinkerCAD, BlocksCAD, OpensCAD) y a eso, súmale Bitbloq 3D. Mientras que para hacer realidad y tangibles las ideas disponemos de la ayuda de ZetUp (software exclusivo para nuestra Witbox Go!), Cura, Repetier… Todos ellos te ayudarán a lograr un diseño 100% imprimible.
Pero, ¿qué ocurriría en caso de que la musa nos hubiera abandonado, nuestra mente estuviera vacía de ideas o necesitásemos un diseño express? Siempre podremos asomarnos a la ventana de Thingiverse o myminifactory de donde rescatar archivos que nos sacarán de apuros en más de una ocasión.
portada sección Educación myminifactory
También tuvimos la posibilidad de tener en nuestras manos una gran variedad de materiales de impresión con los que dar forma a nuestra imaginación, pudiendo ser estos de lo más flexible y blandita (filaflex) hasta símiles de aleaciones o metales de transición tales como el cobre o el bronce.
Y así, tras doce días de navegación sin descanso, fue que a bordo de nuestro buque Humanitas Bilingual School regresamos sanos, salvos y enseñados a nuestro puerto de salida, Tres Cantos.
¡Pero aquí no acababa todo, señores!
¡Al contrario! ¡Esto es el comienzo!
El comienzo de esta atrevida aventura aventurera para la que seguimos preparando nuevos retos en nuestro navío con los que nuestros pequeños intrépidos marinos serán capaces de surcar las olas, dinámicos, alegres y seguros de sí mismos ellos, dejando ver todo el trabajo llevado a cabo durante todos estos meses, para encontrar, al fin, las arenas de Endesa en el, cada vez más próximo, horizonte estival festivalero.
¡Nos vemos en la próxima travesía, grumetes!